Los hombres tienen preferencias sobre las mujeres. Esto es, dadas dos mujeres, también llamadas hembras (en la que, puede haber cero, uno u otra cantidad de atributos interesantes), un consumidor preferirá a una sobre la otra, si le dieran a escoger entre ambas. Por ejemplo, si le dieran a escoger entre una mujer y otra, que fuera igual a la anterior, pero se le hubiera añadido algún atributo más que le gustara al consumidor, o si hubiera más cantidad de alguno de ellos (por ejemplo operación de tetas), generalmente preferiría la segunda mujer.
Se supone entonces, que para la mayoría de los hombres habrá unas preferencias que podrían manifestar para cualquier conjunto de mujeres que se les presentara. Cada hombre tendría sus preferencias y no tendrían por qué coincidir con las de otro, aunque pueden. Sin embargo, se espera que para la mayoría de los hombres esas preferencias sí que tengan unos atributos comunes.
Se supone entonces, que para la mayoría de los hombres habrá unas preferencias que podrían manifestar para cualquier conjunto de mujeres que se les presentara. Cada hombre tendría sus preferencias y no tendrían por qué coincidir con las de otro, aunque pueden. Sin embargo, se espera que para la mayoría de los hombres esas preferencias sí que tengan unos atributos comunes.
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